Las Plagas en el ambiente urbano
El control de plagas urbanas tiene como objetivo mejorar el bienestar de los residentes urbanos, evitando desarrollar cuadros de entomofobia (miedo o pánico a los insectos y arañas) e intervenir en la reducción de enfermedades de transmisión por medio de insectos vectores y de alergias provocadas por los mismos (como el caso de los ácaros del polvo).
También participa en el mantenimiento de ambientes sanos, sin riesgos y en la reducción de la comunidad a la exposición de contaminantes tanto biológicos, como físicos y químicos o sus efectos sobre la salud.
Para alcanzar todos estos objetivos y dadas las características de los ambientes urbanos en los que se produce una convivencia prácticamente permanente entre el ser humano y las plagas, se hace necesario el diseño de Programas de Control de Plagas adecuados a las especies que adquieran la condición de plaga.
Una plaga muy común en nuestro territorio sobre todo en verano, son las cucarachas. Se trata de insectos aparentemente no peligrosos, pero debemos tener en cuenta su biología, ya que habitan en alcantarillas y están en contacto con basura y heces y se alimentan de cualquier resto alimenticio, incluidos los de nuestras cocinas. Por tanto, por cada sitio que pasan y entran en contacto, transmiten patógenos por contacto y a través de las secreciones que dejan a su paso. Tanto es así que pueden llegar a causar ataques asmáticos y desencadenar reacciones alérgicas, además de actuar como vectores de enfermedades como la hepatitis, salmonelosis, diarreas e infecciones urogenitales e intestinales.
Para evitar la presencia masiva de cucarachas se pueden emplear trampas con feromonas o de trampeo masivo, las cuales sirven para determinar la presencia de ejemplares así como su densidad y contribuyen a la vez a la reducción de la población al quedar los ejemplares adheridos. Si se tratase de una gran infestación tendríamos que recurrir a la aplicación de un biocida de larga duración que acabara con ellas directamente por contacto.